En muchos países del África subsahariana las personas con albinismo sufren discriminación y ostracismo y son vistas como una maldición. Algunas culturas creen que no mueren, sino que desaparecen, o que mantener relaciones sexuales con una persona con albinismo cura el SIDA.
PERSEGUIDOS POR LA MAGIA NEGRA
Algunas supersticiones contemplan a las personas con albinismo como una fuente de ingresos, por lo que son mutiladas y las partes del cuerpo usadas en rituales de magia negra, bajo la creencia de que otorgan riqueza y fortuna a quien las posee.
En países donde el ingreso anual apenas alcanza los 300 euros, un miembro de una persona con albinismo puede costar hasta 2.000 euros en el mercado negro, todo el cuerpo 70.000 euros.
La ineficacia de los sistemas de justicia penal y la deficiente aplicación de la ley alimentan la perpetuación de estos ataques.
Los niños son el blanco de la mayoría de los incidentes de violencia; cuanto más inocente es la víctima, más valoradas serán las partes del cuerpo. A menudo son abandonados por sus padres, y muchas mujeres son rechazadas por sus parejas cuando dan a luz a un bebé con albinismo.
Para proteger a estos niños, algunos países crearon los «centros seguros», donde los menores con albinismo viven aislados de sus familias y comunidades. Los mismos muros que les impiden los ataques les impiden llevar una infancia normal e integrarse en la sociedad.

En la escuela son víctimas de las burlas de sus compañeros y la deficiente visión provocada por su condición, también les condena al fracaso escolar. En Tanzania sólo el 10% accede a la Educación Secundaria.